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¿QUÉ NOS SEPARARÁ DEL AMOR DE DIOS?
El Apóstol Pablo, en la epístola a los Romanos donde discurre sobre el amor de Cristo y la observación de Sus Mandamientos, pregunta: “¿Quién nos separará del amor de Cristo?”. E indaga: “¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?”. Y él mismo responde: “Tal como está escrito: Por causa tuya somos puestos a muerte todo el día; somos considerados como ovejas para el matadero. Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro”. Ro 8:35-39.

Hemos repetido continuamente el abordaje de las Escrituras con respecto del amor de Dios: la obediencia a Sus Mandamientos, de acuerdo con 1 Juan 5:3. Consecuentemente, la separación de ese amor es el resultado del no cumplimiento de esos Mandamientos. Y cuando hablamos de los Mandamientos de Dios, Su pacto con Su pueblo, hablamos de la “Ley Perfecta” o Decálogo divino; es decir, la “Ley de los Diez Mandamientos”, que incluye guardar el sábado, el cuarto Mandamiento.

Ya demostramos inequívocamente que Dios es rigurosísimo en lo que respecta a la exigencia de observar Sus Mandamientos, incluso del tan contradicho Mandamiento: guardar el sábado. Y, debido a la violación de ese Mandamiento, ordenó la muerte de un hombre que se encontraba en el desierto cuando el pueblo de Israel se dirigía a Canaán, la tierra de la promisión, por haber sido cogido juntando leña un día sábado.

Sin embargo, las personas pueden concluir que exigir rigurosamente el cumplimiento de la ley no tiene más validez y que hoy los tiempos son otros, son tiempos modernos. En ese caso, tendríamos que suponer que Dios es mutable; es decir, que ha sufrido cambios a lo largo de Su existencia. Es posible que piensen que estos cambios son necesarios para que una cantidad mayor de personas se salve para heredar la vida eterna. ¿Será realmente así? ¡Veamos!

Si planearan nuestra muerte porque preferimos no adorar determinada imagen, como ocurrirá en breve en la gran tribulación, cuando el anticristo impere y presente una imagen referida a la bestia para que se la adore, ¿habríamos de adorarla para no morir? Asimismo, durante la gran tribulación, habrá un riguroso control del comercio de alimentos, y solo podrá obtenerlos quien reciba la señal de la bestia en las manos o en la frente. ¿Tendremos que someternos a esa situación para preservar nuestras vidas, si el Señor dijo que quien no renuncie hasta a la propia vida por amor a Él y al evangelio no es digno de Él? Mc 08:35. ¿Él no dijo: “Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida”? Ap 02:10.

¿O será que en ese mismo tiempo tendremos que entregar nuestros hermanos a la muerte para salvar nuestro pellejo? ¿Tal vez tendremos que mentir o dar falso testimonio para defendernos? Quien de esta forma actúa no está instruido en la palabra ni ha firmado Cristo en la roca.

¿Y por qué deberíamos ser transigentes con relación a guardar el sábado? Alguien podría decir: ¡depende! Si mi hijo tuviera hambre y yo no tuviera alimentos podría comprarlos, pues Dios quiere misericordia y no sacrificios. En ese caso, observar los Mandamientos sería algo circunstancial; o sea, que depende de la ocasión o de las circunstancias.

Como vimos al principio, el apóstol pregunta: ¿qué nos separará del amor de Dios? Que corresponde a guardar Sus Mandamientos. Y él es muy claro cuando afirma que nada nos podrá separar del amor de Dios, ni siquiera el hambre y la desnudez.

¿Tal vez el hombre al que cogieron juntando leña el día sábado no tenía familia e hijos? Al proceder de esa forma, ¿no estaría supliendo una carencia? La Biblia no nos dice. Pero ella dice que el Señor ofrecía el doble de alimentos el sexto día, y que ordenó que nadie dejara su tienda el día sábado. Que se cocinara o se asara el sexto día y se comiera, y que lo que sobrara debería dejarse para el sábado. Ex 16:23.

Cuando un rey en Nínive dictó un decreto para que ni hombres, animales u ovejas probaran cosa alguna, que no se los alimentara con pasto ni bebieran agua durante algún tiempo, eso fue cumplido rigurosamente. Jon 3. De esa forma, existe quien obedezca rigurosamente una ley aplicada por el hombre y que sin embargo no aplica el mismo rigor para guardar la ley de Dios.

Dijo Jesús: “El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí”. Mt 10:37.

Él ya nos había instruido para que guardáramos Sus Mandamientos como si fueran la niña de nuestros ojos. Pr 7:2. Y en otra escritura, Él condiciona ciertas bendiciones a no volverse ni siquiera a los propios pensamientos el día sábado. Is 58:13.
Hay quien justifique un hurto con la excusa de sentir hambre. Sin embargo, Dios lo condena. Pr 6:30 y 31. Entonces, ¿por qué podrían transgredirse las condiciones para el día sábado?

Cuando el apóstol pregunta sobre lo que nos separará del amor de Dios, en la lista de los ítems mencionados están incluidos el hambre, la desnudez, el peligro, la espada, potestades, ángeles, altura, profundidad y criaturas. Y él afirma que nada podrá separarnos del amor de Dios, que está en Cristo Jesús.

No obstante, al comienzo de su argumentación también afirma que por el amor de Cristo nos entregamos diariamente a la muerte; fuimos reclutados como ovejas hacia el matadero. 2 Co 4:11.

En otra escritura, el apóstol dice que somos los ignorantes por causa de Cristo. 1 Co 4:10. ¿Qué significaba eso? Que los que guardan el sábado son realmente locos por practicar ese amor.

Juan, escribiendo su segunda epístola a la iglesia, manifiesta su alegría por verificar que algunos de los hijos de esa mujer, la iglesia, estuvieran andando en la verdad, así como habían recibido el Mandamiento del Padre. 2 Jn 4. Se concluye así que no todos caminan en la verdad; o sea, guardan los Mandamientos.

No obstante, tal vez alguien opte por hacer una adaptación debido a las circunstancias presentes, como el hecho de que su cónyuge no guarde ese Mandamiento, al alegar sumisión o sujeción al hombre por motivos económicos-financieros, etc.

El apóstol afirma: “¿Eras esclavo cuando fuiste llamado? No te preocupes, aunque, si tienes la oportunidad de conseguir tu libertad, aprovéchala. Porque el que era esclavo cuando el Señor lo llamó es un liberto del Señor; del mismo modo, el que era libre cuando fue llamado es un esclavo de Cristo. Vosotros fuisteis comprados por un precio; no os volváis esclavos de nadie”. 1 Co 7:21-23. Y también dice: “Cuando erais esclavos del pecado, erais libres del dominio de la justicia (…) Pero ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios”. Ro 6:18 y 20. Y esa justicia consiste en los Mandamientos de Dios. Sal 119:172, última parte. Los cuales son eternos. Sl 119:142, primera parte.

Jesús dijo que el sábado se hizo a causa del hombre, y no el hombre a causa del sábado. Y que es importante hacer el bien en el sábado, tal como Él lo ejemplificó: curando, orando, etc.; es decir, obra que los fariseos, debido a sus herederos y envidia, acusaban a Jesús de practicar el sábado. Jesús desconsideró el hecho de que los sacerdotes y levitas violaran el descanso del sábado para cumplir su oficio y la ley de Moisés, la ley ceremonial, y no sentir ningún tipo de culpa, ya que estaban cumpliendo lo que se les ordenaba hacer inclusive el sábado: circuncidar hombres e inmolar animales para ofrecer el sacrificio necesario. Mt 12:5 y Jn. 7:22. ¿Y por qué? Porque aquel que es el Señor del sábado así lo ordenó. Y a Él, como Señor del sábado, nunca se le vio realizando aquello que pudiera representar una contradicción a Sus enseñanzas como: pescar, sembrar, cosechar, etc. Él cumplió no solo Su propia Ley, sino también la de Moisés. Y sus padres hicieron lo mismo, ya que Jesús nació cuando la ley de Moisés, la ley ceremonial, era aún vigente; razón por la cual recibió la circuncisión al octavo día y sus padres ofrecieron un par de palomas como oferta. Lc 2:21-24 y Lv. 5:7.

A pesar de que nunca cometió un pecado ni se le halló un engaño, también recibió el bautismo de remisión de los pecados, con el fin de dar el ejemplo.

Al curar a un hombre un día sábado, Él ordenó a este tomar su lecho y andar; sin embargo, ese era un sábado judío, que el Señor llama vuestros sábados. O sea, era un día de fiesta judía. Jn 5:1; Lv. 23:32, 35, 36 y 39 y 26:35 y 43.

Si nadie puede retener su espíritu el día de la propia muerte, ¿qué podríamos hacer por un hijo o por nuestro cónyuge ese día? Si por amor a ellos transgredimos los Mandamientos del Señor, estaríamos amando más a ellos que a Dios, quien dice a través de las Escrituras que aquel que ama más al hijo que a Él no es digno de Él. Mt 10:37.

Dice el apóstol Pablo: “¿Cómo sabes tú, mujer, si acaso salvarás a tu esposo? ¿O cómo sabes tú, hombre, si acaso salvarás a tu esposa?”. 1 Co 7:16.

Si nuestra prueba de amor a Dios está condicionada a cumplir Sus Mandamientos, ¿cómo podríamos amarlo de otra forma? Jn 14:15.

¿De qué nos serviría hacer como el Israel carnal, que importaba incienso de Sabá para quemar en favor del Señor, pero no cumplía Su Ley? Jr 6:19 y 20.

Yo esto lo compararía a un marido que cuando está embriagado golpea a su esposa, y cuando sobrio le dedica flores, concluyendo que ella le debe amor por las flores que le ofrece. Aun cuando le diera todo, incluso regalos y las joyas más bellas, nada podría compensar su actitud de violencia, ya que el amor y el odio no pueden coexistir. Sería como dice la Escritura: una mosca muerta hace que el perfume del perfumero exhale mal olor. De esa forma, hay algo de necedad. Ec 10:1.
¿Cómo un marido golpeador puede ser al mismo tiempo alguien que busca agradar al Señor con diezmos, ofrendas y votos e inflige Sus Mandamientos?


Oli Prestes
Misionero


Obs.: Este texto está publicado em língua portuguesa aqui nesta página, com o título "O  que nos separará do amor de Deus?
oliprest
Enviado por oliprest em 22/04/2023


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