En el texto se plantea la pregunta de por qué casarse si es mejor permanecer soltero, y se busca la opinión del apóstol Pablo sobre el matrimonio, tanto si nos casamos como si no. Se hace referencia a la importancia de la unión conyugal en la vida de los evangélicos y cristianos, y a los desafíos de equilibrar la vida cristiana con las propias voluntades y la de Dios.

En el contexto bíblico, se menciona que Dios creó a la mujer como compañera de Adán y se cita el pasaje en Génesis donde se habla de la formación de la mujer y la instrucción de dejar padre y madre para unirse a su esposa. Se destaca que en aquella época, no se cuestionaba la apariencia de la pareja, a diferencia de hoy en día donde se considera relevante al elegir a un cónyuge.

El autor reflexiona sobre cómo a menudo las personas toman la decisión de casarse basándose en la apariencia, simpatía y condiciones psicosociales, en lugar de considerar las cualidades y habilidades de la persona. Además, se menciona que Dios no dio a elegir a Adán, sino que hizo una sola mujer.

En resumen, el texto explora la pregunta sobre por qué casarse si es mejor permanecer soltero y plantea cómo la voluntad de la carne y los conflictos de intereses pueden afectar la vida conyugal. Se hace referencia a la importancia de la unión conyugal en las vidas de los evangélicos y cristianos, y se recuerda que según la Biblia, Dios creó a la mujer como compañera del hombre. Además, se reflexiona sobre la tendencia actual de enfocarse en la apariencia al elegir una pareja, en contraposición con la actitud de Adán en la historia bíblica.


Oli Prestes
Misionero