El autor cuestiona la celebración de la Pascua retrasada por parte de un evangélico, afirmando que la verdadera Pascua, destinada al pueblo de Israel, ha sido abolida y reemplazada por la "Cena del Señor". El principal símbolo de la Pascua era el cordero, cuya muerte señalaba a Jesús. El autor considera abominable celebrar la Pascua con rituales y símbolos extraños, como el "huevo de Pascua". El autor compara esta situación con el rey de Madián tentando al pueblo de Israel para participar en una fiesta pagana, que llevó al pecado contra Dios. Además, menciona que ciertas iglesias sostienen enseñanzas similares a las de Balaam y los nicolaítas, las cuales son condenadas por Dios. En resumen, el autor crítica la celebración de la Pascua y señala que se han cambiado y añadido prácticas que no están en línea con el mensaje original.

Oli Prestes
Misionero